Cristina Beteta, de Orcera, relata la inquietud generada en el Hospital La Fe

Una decisión oportuna que evitó el caos

El fenómeno conocido como el «efecto mariposa» ilustra cómo pequeños eventos pueden desencadenar grandes consecuencias. En este caso, una decisión aparentemente simple salvó a Cristina Beteta de una situación caótica. Beteta, residente en Picassent y enfermera en el Hospital La Fe de Valencia, decidió adelantar su salida hacia la ciudad debido a la alerta amarilla por lluvias. Su intuición fue clave, ya que al llegar a las inmediaciones de Valencia, observó algo inusual: “Cuando estaba llegando, había muchos coches saliendo de Valencia y parados”, relató.

Tan solo diez minutos después, la zona por la que había pasado se encontraba completamente inundada y cortada al tráfico. “Si hubiera salido a la hora que suelo hacerlo normalmente, me hubiera pillado”, explicó Beteta en declaraciones a Diario JAÉN. Aunque logró llegar al hospital, la situación no mejoró para ella ni para sus compañeros, muchos de los cuales no tuvieron la misma suerte. La tormenta había convertido la ciudad en un caos.

El caos en el hospital y la incertidumbre de los pacientes

La noche en el hospital fue descrita como «caótica» por Beteta. “A mi compañera a la que le di el relevo la tuvieron que rescatar porque se ahogaba en el coche”, explicó. La situación era crítica: tanto los trabajadores que intentaban llegar al hospital como aquellos que ya habían terminado su turno se encontraban atrapados. “Ni los que entraban a trabajar podían llegar ni los que ya habían terminado podían salir”, detalló la enfermera.

La tensión no solo afectaba al personal sanitario, sino también a los pacientes. Muchos de ellos, al ver las imágenes que circulaban en redes sociales sobre las inundaciones, comenzaron a alterarse, temiendo no poder regresar a sus hogares. Beteta, con rapidez, asumió la tarea de tranquilizarlos, consciente de que las ambulancias no podrían acceder al hospital en esas condiciones. El encierro se prolongó hasta que las carreteras comenzaron a reabrirse, momento en el que la situación empezó a normalizarse.

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Una noche de incertidumbre y asombro

La magnitud del desastre dejó a muchos sorprendidos. Beteta recordó un caso en particular que marcó la noche: “Llegó una chica con la pierna rota. No paraba de decirnos que no sabía cómo había llegado allí porque no sabía cómo la ambulancia había sido capaz de pasar”. Este tipo de situaciones reflejan la gravedad de los hechos ocurridos esa noche en Valencia, donde las lluvias torrenciales paralizaron la ciudad y generaron una crisis tanto dentro como fuera del hospital.

El relato de Cristina Beteta pone de manifiesto la vulnerabilidad de las infraestructuras urbanas ante fenómenos meteorológicos extremos y la importancia de tomar decisiones rápidas en situaciones de emergencia. Afortunadamente, su previsión le permitió evitar lo peor, pero no todos corrieron con la misma suerte.