SEVILLA, 7 – Los reservistas voluntarios que, de manera altruista, deciden dedicar parte de su tiempo a colaborar con las Fuerzas Armadas, así como los capellanes castrenses que brindan apoyo espiritual a las tropas, han sido reconocidos este lunes con el Premio ‘Sabino Fernández Campo’ en su XII edición. La ceremonia tuvo lugar en el Palacio de la Capitanía General de Sevilla, donde la ministra de Defensa, Margarita Robles, destacó la labor de ambos colectivos.
La ministra elogió a los reservistas voluntarios, afirmando que «servir a España como reservista es algo de gran relevancia, una manifestación de orgullo y compromiso hacia su país». En cuanto a los capellanes, Robles subrayó su papel fundamental al proporcionar «tranquilidad, compañía y consuelo» en los lugares más remotos y difíciles, destacando que «son un ejemplo de humanidad y compromiso».
El papel de los reservistas voluntarios
En la actualidad, España cuenta con cerca de 4.000 reservistas voluntarios que se distribuyen entre los diferentes ejércitos, la Armada y los Cuerpos Comunes. Estos individuos, en diversas ocasiones, se activan en distintas unidades militares, incluso utilizando días de sus vacaciones para cumplir con su deber y servir a su país. Esta figura fue incorporada a las Fuerzas Armadas hace 20 años, marcando un hito en la historia de la defensa nacional.
El compromiso de estos reservistas es un reflejo de su dedicación y lealtad, lo que les permite contribuir a la seguridad y defensa de España, al mismo tiempo que equilibran sus responsabilidades civiles y profesionales.
La labor de los capellanes castrenses
Por su parte, actualmente hay 86 capellanes castrenses, comúnmente conocidos como ‘Páters’, que se encuentran en activo y desempeñan su labor en las misiones más remotas. Desde hace siglos, estos profesionales han acompañado espiritualmente a los militares, una tradición que se remonta a los Tercios, brindando apoyo emocional y espiritual en el día a día de los soldados.
La presencia de capellanes en las Fuerzas Armadas no solo proporciona un soporte espiritual, sino que también contribuye a la cohesión y bienestar de las tropas, ayudando a enfrentar los desafíos que conlleva el servicio militar.