
La entrevista: Reflexiones sobre violencia digital y desigualdad
Esther López Zafra, catedrática de Psicología Social de la Universidad de Jaén y presidenta de la Sociedad Científica Española de Psicología Social, destaca la importancia de cuidar a los jóvenes y ofrecerles un buen ejemplo en una sociedad donde el uso de las redes sociales comienza a edades cada vez más tempranas. En este contexto, señala que las redes no solo son un espacio de conexión, sino también un lugar donde se manifiestan diferentes formas de violencia de género.
El impacto de las redes sociales en la violencia de género
En el marco de la campaña del 25N de las ocho diputaciones andaluzas, que este año reflexiona sobre la violencia digital, López Zafra subraya que, aunque las redes sociales ofrecen ventajas como la facilidad de conexión, también presentan numerosos riesgos. Según la experta, estos riesgos van desde la adicción en edades tempranas hasta su uso como herramienta para ejercer violencia. En este sentido, explica: «Lo que observamos es que las redes facilitan comportamientos violentos, no solo de manera directa, sino también a través de formas indirectas como la desacreditación, la cosificación de las mujeres o la distribución de contenido pornográfico.»
Además, López Zafra menciona que está dirigiendo una tesis que analiza cómo el uso de las redes sociales afecta a la violencia de género. Los resultados preliminares confirman que estas plataformas pueden amplificar los comportamientos violentos, lo que pone de manifiesto la necesidad de abordar este problema desde una perspectiva ética y educativa.
La falta de regulación y la educación en igualdad
La experta también señala que el acoso no se limita a las redes sociales más conocidas, sino que se extiende a otras plataformas, como las aplicaciones de citas. «Estamos viendo que a las empresas dueñas de estas plataformas les importa muy poco la seguridad de sus clientes. Ninguna red está exenta de que ocurra esto porque no hay una vigilancia real ni un código ético y moral, que debería existir y que deberíamos exigir,» afirma López Zafra. Incluso aplicaciones percibidas como más cercanas, como WhatsApp, Instagram o Telegram, pueden ser utilizadas para fines dañinos.
En cuanto a la educación en igualdad, López Zafra considera que no basta con delegar esta responsabilidad en las escuelas o en ciertos sectores sociales. «Mientras todos los agentes sociales no estén comprometidos, será muy complicado avanzar en este sentido,» advierte. Además, alerta sobre la existencia de movimientos que buscan contrarrestar los avances en igualdad y que, en algunos casos, promueven discursos contrarios a los colectivos feministas.
El papel de la sociedad y el ejemplo para los jóvenes
Para combatir la desigualdad tanto en el ámbito familiar como en las aulas, López Zafra propone un enfoque sencillo pero desafiante: «Es tan sencillo como tratarnos como personas y no vernos como parte de una categoría o grupo social concreto.» Sin embargo, reconoce que este cambio es difícil de lograr debido a la persistencia de estereotipos de género y estructuras patriarcales que perpetúan la desigualdad.
En relación con los adolescentes que muestran conductas contrarias a la igualdad, la catedrática confía en la juventud, pero enfatiza la necesidad de tomar medidas más firmes para protegerlos. «A veces hay cierto miedo a implementar medidas porque parecen antidemocráticas, pero son necesarias para garantizar su bienestar,» explica. Asimismo, destaca la importancia de la vigilancia en redes sociales y la promoción de valores éticos y morales. Según López Zafra, los jóvenes aprenden observando, por lo que es fundamental ofrecerles un ejemplo positivo y coherente.
En definitiva, la experta aboga por un compromiso colectivo que involucre a todos los sectores de la sociedad para abordar los desafíos de la violencia digital y la desigualdad. Solo a través de la educación, la regulación y el ejemplo se podrá construir un entorno más seguro y equitativo para las futuras generaciones.