
Un mes tras la devastación de la dana
Han pasado ya cuatro semanas desde que la dana devastó gran parte de la Comunidad Valenciana y Castilla La Mancha, dejando un saldo trágico de más de doscientos fallecidos. Aunque muchas de las calles ya son transitables, los efectos de esta catástrofe siguen siendo evidentes en la vida cotidiana de los afectados.
A pesar de que las imágenes de destrucción y barro han dejado de ser el foco principal en los medios de comunicación, la solidaridad del pueblo jiennense se mantiene firme. Los ciudadanos continúan enviando ayuda para que aquellos que sufrieron las consecuencias de la tormenta puedan recuperar la normalidad lo más pronto posible. Sin embargo, el camino hacia la recuperación es arduo, como lo señala José Luis Gómez, quien visitó algunos de los municipios más afectados el pasado fin de semana.
Desafíos en la entrega de ayuda
“Hay mucha ayuda que debe liberarse, pero todavía hay muchas labores por realizar”, comenta el ubetense, miembro de la Asociación Guardias Civiles Solidarios. Gómez se trasladó a las áreas afectadas junto a integrantes de Protección Civil de Jódar, quienes colaboraron en el transporte de productos de primera necesidad. A pesar de las dificultades, lograron hacer llegar su carga a Massanassa. Tras descargar el material, los voluntarios del Santo Reino apenas tuvieron tiempo para descansar en una furgoneta antes de dirigirse a Catarroja al día siguiente. “Las calles ya son transitables, pero todavía hay vehículos abandonados que no sirven para nada”, describe Gómez.
En las afueras de los municipios, se han establecido puntos de recogida de basura improvisados, donde se acumulan montañas de objetos inservibles cubiertos de lodo. “Me sorprendió ver a personas buscando entre los escombros para encontrar algo de valor”, añade. Esta situación refleja la desesperación y la necesidad de muchos que aún luchan por recuperar lo que han perdido.
La ayuda debe ser adecuada a las necesidades
Hace solo unas semanas, Gómez conversaba con este medio tras haber rescatado un cadáver de un garaje inundado. Hoy, la situación ha cambiado, y él enfatiza la importancia de enviar ayuda que responda a las necesidades específicas de los afectados. “Por ejemplo, hemos adquirido cien colchones y tenemos varios proyectos en marcha para las próximas semanas, en función de lo que nos demanden las personas”, explica.
La preocupación también se extiende entre los habitantes sobre los problemas de insalubridad que puede generar el barro acumulado, así como los efectos psicológicos que esta tragedia podría acarrear, los cuales son difíciles de cuantificar. Mientras tanto, los vecinos que han sufrido esta catástrofe natural continúan trabajando incansablemente para limpiar una herida cuya profundidad aún es incierta. Lo que queda claro es que los jiennenses no abandonarán a sus hermanos valencianos en este difícil momento.