
Recuerdo y dolor persistente
El paso del tiempo no ha logrado borrar la herida ni silenciar el eco del horror que marcó a Madrid hace veintiún años. La memoria de las 193 víctimas de aquel trágico 11 de marzo permanece viva en la conciencia colectiva de la sociedad española. Cada año, en esta fecha, se rinde homenaje a aquellos que perdieron la vida en un acto de violencia que conmocionó al país y dejó una huella imborrable en la historia reciente.
La conmemoración de este día se convierte en un momento de reflexión y recuerdo, donde el dolor se entrelaza con la esperanza de un futuro en paz. La sociedad se une para recordar a los inocentes que fueron víctimas de un atentado que no solo afectó a las familias de los fallecidos, sino que también impactó a toda una nación.
Actos de homenaje en Jaén
Siguiendo la convocatoria de la Federación Española de Municipios y Provincias, el alcalde de Jaén, Julio Millán, junto a concejales del equipo de Gobierno y miembros de la Corporación Municipal, guardó un minuto de silencio en la Plaza de Santa María en memoria de los fallecidos. Este acto simbólico refleja el compromiso de la ciudad con la memoria de las víctimas y la lucha contra el terrorismo.
A pocos metros, en la lonja de la Diputación Provincial, otro minuto de silencio se llevó a cabo como parte de la conmemoración. La vicepresidenta segunda, Pilar Parra, conmovida, recordó el impacto duradero de aquel 11M que dejó cicatrices profundas en muchas familias. “Después del paso del tiempo, no hemos podido olvidar, y por tanto queremos mostrar ese afecto y ese cariño hacia las familias, y también rendir homenaje a todos aquellos inocentes que murieron”, expresó con solemnidad.
Un llamado a la unidad y la paz
El minuto de silencio no solo honra la memoria de las víctimas de este atentado, sino que también se convierte en una reivindicación de tranquilidad, convivencia y unidad de la sociedad y las instituciones frente al terrorismo. Jaén, una vez más, alzó su voz de manera clara y contundente, recordando que el acto de recordar es un deber y que la paz es un derecho irrenunciable.
En un contexto donde la violencia parece persistir, estos actos de conmemoración se convierten en un faro de esperanza, recordando a todos que la lucha por un mundo sin terrorismo es una responsabilidad compartida. La memoria de las víctimas sigue siendo un pilar fundamental en la construcción de una sociedad más justa y pacífica.